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La provincia de Almería, la bien llamada despensa de Europa, es la cuna europea de la producción bajo abrigo. Desde que se adoptara el plástico como base para la producción de hortalizas, tanto la superficie como el rendimiento productivo no han parado de incrementarse. Ahora, después de varias décadas de expansión, y con un crecimiento en superficie más sostenido, el agro almeriense se caracteriza ahora principalmente por su calidad y por la seguridad alimentaria.

Mientras que en los denominados países terceros, como Turquía, Egipto o Marruecos, se detecta una alerta sanitaria prácticamente semanalmente, Almería lleva ya 17 años sin ninguna, tal y como asegurara el gerente de Coexphal, Luis Miguel Fernández, y ha sido capaz de virar hacia un modelo productivo que está a años luz de estos competidores, caracterizándose por las buenas prácticas en aras de la sostenibilidad y las garantías para los consumidores.

Este fenómeno se asentó en Almería de manera generalizada con la irrupción del control biológico. Un sistema natural de control de plagas con los denominados ‘bichos buenos’, esos depredadores que los agricultores han sabido normalizar en la mayor parte de los cultivos y que a poco tiempo vista todo hace indicar que será la norma general para todas y cada una de las producciones, al tiempo que lo ecológico continúa con su irrefrenable expansión.

La diferente vara de medir para las importaciones al continente de los países arriba nombrados y por las que se tienen que regir los agricultores almerienses para producir alimentos se ha convertido en el principal problema y amenaza para el campo local, más aún que el simple hecho de que estos competidores estén ahí y cada vez con más fuerza; y por tanto, es más un problema de legislación que otra cosa.España, y Almería en este particular, demanda un reglamento por el que se salvaguarde el producto europeo. En este sentido, la nueva PAC deja un halo de esperanza para que los países miembros puedan, a través de los planes estratégicos que lleva aparejada, pese a que el primer plan diseñado por el Gobierno y remitido a Europa el pasado mes de diciembre no ha gustado nada al sector en la provincia. Desde la Junta de Andalucía ya han presentado alegaciones, especialmente en lo que se refiere a los ecoesquemas, que entiende como insuficientes, y de los que el modelo almeriense se podría beneficiar ya que supone un 25 % de las ayudas para que se primen prácticas beneficiosas para el medio ambiente, algo que cumple la horticultura de Almería. Ahora solo queda ver si se atenderán todas estas peticiones.

Mientras tanto, Almería sigue avanzando y luchando contra todo y contra todos. La tecnología está plenamente integrada y continúa creciendo incorporando las últimas innovaciones y normalizándolas; ya es capaz de reciclar el 100% de sus plásticos; al tiempo que la aplicación de la bioeconomía con los residuos vegetales para incorporarlos al ciclo productivo ya es algo tangible… y así un largo etcétera.

Sin duda, en estas circunstancias, es el consumidor quien tiene la llave; y que elija entre eficiencia y sostenibilidad o precio y tal vez cierto riesgo. Esa esa la realidad de la alimentación en el continente a día de hoy.

“Competimos en diferenciación, calidad y seguridad alimentaria”

El gerente de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), Luis Miguel Fernández afirmaba hace unos días en una entrevista con EFE que le piden a Europa los mismos requisitos sanitarios que se le exigen al campo almeriense y andaluz a terceros países importadores al continente, pero también sociales y laborales. “Estamos viendo cómo la mano de obra es cada vez más cara, y más ahora con la nueva subida del SMI, en los cultivos en los que más mano de obra se necesita es más difícil competir con terceros países”, manifestó. “Nosotros competimos en diferenciación, en calidad, en seguridad alimentaria, pero hay veces que es complicado poder competir en los mercados europeos con estos productos. De hecho, ya el tomate marroquí, en volumen, exporta más que Almería”. Sobre la reforma laboral, Fernández indicó que tendrá más una incidencia en “lo administrativo-burocrático”, ya que se pasará de contratos de obra y servicio a fijos discontinuos “Tendremos que adaptarnos pero no creo que lastre nuestra actividad. Sí nos va a lastrar más si cabe la subida SMI de nuevo”.

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